No confies en los tios por muy guapos, divertidos o intelectuales que parezcan. No confies en sus palabras, no te dejes embaucar por sus ojos, no escuches su aterciopelada voz, ni te dejes guiar por sus delicados dedos. No confíes y no esperes nada de ellos, y si promete llevarte a la felicidad por un camino más corto que no te sorprenda si acabas tirada en el suelo, llorando y echando de menos todo aquello que nunca llegaste a tener.
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